escena de violación
Lerdo se acercó a la débochca, que seguía haciendo crich crich crich, y le sujetó las rucas a la espalda, mientras yo le desgarraba esto y aquello, y los otros largaban los ja ja ja, y vimos que tenía unos buenos grodos joroschós, que exhibían unos glasos sonrosados, oh hermanos míos, entre tanto yo me sacaba los pantalones y me preparaba para la zambullida. Mientras me zambullia pude slusar los gritos de sufrimiento, y al veco escritor lleno de sangre que Georgie y Pete sostenían y que casi se soltaba, aulIando como besuño las palabras más sucias que yo conocía y algunas que él estaba inventando. Después de mí era justo que le tocase el turno al viejo Lerdo, y lo hizo resoplando y jadeando como una bestia, sin que se le moviera un centímetro la máscara de Pebe ShelIey, mientras yo sujetaba a la filosa. Después hicimos cambio de parejas, el Lerdo y yo aferramos al baboseante veco escritor, que ya no luchaba casi, y apenas musitaba algún slovo aquí y allá, como si estuviese muy lejos, en el bar donde sirven la leche-plus, y Pete y Georgie tuvieron lo suyo. Luego, todo se serenó, y nosotros estábamos llenos de algo parecido al odio, de modo que cracamos lo que todavía quedaba sano -la máquina de escribir, la lámpara, las sillas- y el Lerdo, como era ya típico en él, apagó el fuego orinando y se disponía a cagar sobre la alfombra, pues por allí abundaba el papel, pero yo dije no. -Fuera fuera fuera -aullé. El veco escritor y su china no estaban realmente en sus cabales, lastimados, ensangrentados, y haciendo ruidos. Pero vivirían.
De modo que subimos al auto que esperaba y dejé el volante a Georgie, porque yo me sentía un malenco destemplado, y regresamos a la ciudad, y en el camino pasamos por encima de cosas raras que chillaban.
de La naranja mecánica, de anthony burgess
De modo que subimos al auto que esperaba y dejé el volante a Georgie, porque yo me sentía un malenco destemplado, y regresamos a la ciudad, y en el camino pasamos por encima de cosas raras que chillaban.
de La naranja mecánica, de anthony burgess