Viaje al fin de la noche
Viaje al fin de la noche, de céline (en la foto), está plagado de estos dardos certeros y expresivos. es un libro contundente, sin remilgos, que logra llegar a lo profundo sin demasiados intelectualismos, sencillamente mostrando la realidad en su desnudez más sordida. ayer leí esto, y me pareció especialmente crudo y real:
le ofrecí unas palabras. le hablé también yo del pequeño bébert y de otra niña que había tratado en la ciudad, siendo estudiante, y que había muerto, de meningitis también. tres semanas había durado su agonía y su madre, en la cama de al lado, ya no podía dormir de pena, conque se masturbaba, su madre, todo el tiempo durante tres semanas de agonía y hasta después, cuando todo hubo acabado, ya no había forma de detenerla.
eso demuestra que no se puede existir sin placer, ni siquiera un segundo, y que es muy difícil tener pena de verdad. así es la existencia.
le ofrecí unas palabras. le hablé también yo del pequeño bébert y de otra niña que había tratado en la ciudad, siendo estudiante, y que había muerto, de meningitis también. tres semanas había durado su agonía y su madre, en la cama de al lado, ya no podía dormir de pena, conque se masturbaba, su madre, todo el tiempo durante tres semanas de agonía y hasta después, cuando todo hubo acabado, ya no había forma de detenerla.
eso demuestra que no se puede existir sin placer, ni siquiera un segundo, y que es muy difícil tener pena de verdad. así es la existencia.
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