miedo y placer
el post de ayer, con sus comentarios y una posterior e inacabada conversación con un amigo me ha hecho retrotraerme a mi infancia buscando los orígenes y las anécdotas de lo que ha sido para mí, y sigue siendo, una pasión: el miedo.
hace un par de años, quizás más, uno de mis primos, aquel con el que más jugué de niño, me reconoció que cuando correteabamos por el campo, lugar donde más frecuentemente nos veníamos, le llamaba la atención algo: yo no tenía miedo. a pesar de ser menor que él, me dijo que no sólo le parecía indiferente a las situaciones más terroríficas, sino que las provocaba y potenciaba. hasta aquel día yo nunca había pensado en mí como en alguien especialmente valiente, más bien al contrario. pero era una falsa intuición, al menos teniendo en cuenta el tipo de valentía a la que se refería él. mis miedos eran otros.
mi primer terror fue el demonio. yo fui un niño ultracatólico, de esos que hacían preguntas teológicas y rezaban todos los días. recuerdo haber pasado noches completas en vela con una sóla imagen en la cabeza: una cruz invertida. eso, durante muchos años, ha sido para mí un tabú tremendo. ni mi hermana, que aún cree en dios, ni nadie de mi familia tuvo nunca tanto pavor y evitó con tanto afán que las cruces de mi casa tuvieran, en algún momento, esa posición. sin embargo, y esto forma parte de ese regusto mío por el auto-sufrimiento, no hay película de terror que haya visto más veces que el Exorcista. disfrutaba viéndola y casi lloraba recordándola. así fue siempre (si alguno de mis amigos lee esto recordará al instante la fama de satánico que tuve desde siempre. el miedo y la atracción siempre van juntos).
después vino la enfermedad, en concreto el sida. siempre creí que era seropositivo. incluso recuerdo que la muerte por sida me vendría, según mis calculos, con 24 años. todo un profeta.
ahora mismo temo a la muerte, que es en lo que pienso todas las noches. este miedo no creo que se me pase, hay demasiada muerte alrededor como para que se vaya. es además mi monotema, como lo fue el demonio hace años. no puedo evitarlo.
hace un par de años, quizás más, uno de mis primos, aquel con el que más jugué de niño, me reconoció que cuando correteabamos por el campo, lugar donde más frecuentemente nos veníamos, le llamaba la atención algo: yo no tenía miedo. a pesar de ser menor que él, me dijo que no sólo le parecía indiferente a las situaciones más terroríficas, sino que las provocaba y potenciaba. hasta aquel día yo nunca había pensado en mí como en alguien especialmente valiente, más bien al contrario. pero era una falsa intuición, al menos teniendo en cuenta el tipo de valentía a la que se refería él. mis miedos eran otros.
mi primer terror fue el demonio. yo fui un niño ultracatólico, de esos que hacían preguntas teológicas y rezaban todos los días. recuerdo haber pasado noches completas en vela con una sóla imagen en la cabeza: una cruz invertida. eso, durante muchos años, ha sido para mí un tabú tremendo. ni mi hermana, que aún cree en dios, ni nadie de mi familia tuvo nunca tanto pavor y evitó con tanto afán que las cruces de mi casa tuvieran, en algún momento, esa posición. sin embargo, y esto forma parte de ese regusto mío por el auto-sufrimiento, no hay película de terror que haya visto más veces que el Exorcista. disfrutaba viéndola y casi lloraba recordándola. así fue siempre (si alguno de mis amigos lee esto recordará al instante la fama de satánico que tuve desde siempre. el miedo y la atracción siempre van juntos).
después vino la enfermedad, en concreto el sida. siempre creí que era seropositivo. incluso recuerdo que la muerte por sida me vendría, según mis calculos, con 24 años. todo un profeta.
ahora mismo temo a la muerte, que es en lo que pienso todas las noches. este miedo no creo que se me pase, hay demasiada muerte alrededor como para que se vaya. es además mi monotema, como lo fue el demonio hace años. no puedo evitarlo.
4 comentarios
Pol -
Por cierto,nuevo cambio de diseño no?
parapo -
ziamma -
En cuanto a la muerte... si hubo o hay miedo, pero no al hecho de morir, si no a cómo voy a morir...
Fri -
¿Y miedo al miedo? Ese es el peor de los miedos.