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apuntes del natural

navidad y fútbol

la navidad es como el fútbol. no se sabe si es peor la propia navidad o la gente que no para de repetirte que la odia (igual que el fútbol, ya digo).

también es verdad que se hacen odiar. el fútbol es cada día un deporte más insulso; se resume en una pasarela de peinados fashion y un juego que siempre va a peor. para mí es un misterio saber porqué su éxito aumenta, cuando el nivel y la emoción cada día van a peor. quizás se deba a que, jugando, es quizás el más accesible de los deportes, incluso un "matao" puede pasarlo bien. también es posible que los niños (importante sostén de la industría), que no saben quien fue laudrup ni vivieron aquellas ligas increibles, no tienen constancia de como la cosa empeora cada año. sí, me gusta jugar al fútbol, y eso hace que ocasionalmente me guste verlo pero... ¿y toda esa gente que no ha tocado un balón en su vida pero que lo siguen? ¿cómo lo soportan? escuché una vez que las mujeres, cuando tienen sueños de fúbol, no se imaginan a sí mismas metiendo el gol en la final de chilena, sino celebrando el título... espero que no le moleste a nadie, pero es tristísimo.

la navidad también es para odiarla. toda la ilusión que pones en ella de niño se va desvaneciendo conforme creces, hasta tranformarse en un motivo de pena casi intolerable. los regalos, la familía y la comida ayudan un poco, pero hay siempre un factor de melancolía que planea sobre todo... una época curiosa, la verdad (sólo el mes de septiembre y quizás mayo me producen sensaciones tan fuertes). suelo dejarme llevar y no pensar mucho en las mentiras y lo ridículo que es todo en estos días... así es mejor, si lo piensas te echas a llorar.

3 comentarios

parapo -

creo firmemente en el autoengaño como fuente de toda felicidad :P, aunque es cierto, cada día puede ser una fiesta. septiembre y mayo, por razones diferentes, son "mis" meses ;).

Lydia -

y, ¿qué tienen septiembre y mayo?
Desde luego la Navidad es Navidad cuando eres niño. Conforme vas creciendo, los regalos aquellos que deseabas (nenucos, barbies o playmóbiles) escasean o simplemente renuncias a esa ilusión, y van faltando personas a la mesa que, desgraciadamente no volverán a sentarse. Para mí cualquier día puede ser una fiesta y lo prefiero a estar "falsamente feliz". ;) Saludos.

ziamma -

Pues no odio la navidad, pero tampoco me emociona mucho, supongo que se debe a esa melancolía que mencionas la cual cada año se vuelve menos amarga.

Es curioso eso de que cada vez me importe menos (la melancolía), eso confirma que en efecto, la ilusión que sentía en mi niñez va desapareciendo si no ha desaparecido por completo o simplemente ha tomado otro giro y ya no espero con ansia los regalos, cena y demás, si no que espero las fiestas, pasan las fiestas y a seguir con la rutina diaria.