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apuntes del natural

ahora

anoche soñé (aunque no es ese el verbo más correcto; se trataba de uno de esos pensamientos que surgen en la duermevela, sublime momento entre la vigilia y el sueño) que todo había terminado. tras las elecciones, los candidatos recogían sus bártulos, los simpatizantes volvían a sus casas y los muertos se levantaban, contentos por el deber cumplido, y regresaban con sus familiares. el atentado me parecía una estrategia electoral más y me daba la impresion que con el 99'98 escrutado ya podíamos volver a ser todos felices. error, claro.

le realidad es que todo sigue siendo igual. los muertos siguen muertos, los vivos vivos (por ahora) y en el gobierno hay políticos. los matices que probablemente cambien con el relevo de partidos no nos van a dar la felicidad, como mucho nos ahorrarán algunos malos ratos (aunque nos darán otros, eso es seguro). hay que ignorar las ideas que nos mete el cine, porque la vida sólo es bella cuando se recuerda y el mañana será tan gris como el hoy (entonces te seguirás cagando en dios cuando suene el despertador a las siete de la mañana; seguirás enfadándote puerilmente por anécdotas insustanciales; tendrás menos pelo, eso sí).

propongo destronar "futuro" como palabra optimista por antonomasia. sólo hay una palabra importante, y es "ahora".

2 comentarios

Fri -

Eso. Los muertos ya cumplieron su "deber". Lo malo es que ahora no pueden resucitar. Esta sociedad aprovecha todo y recicla todo. Todo sirve para algo. Es magnífico lo apañado que es el ser humano.

chencho -

si en el futuro hay ilusión también hay felicidad, no crees?