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apuntes del natural

dos variaciones de un mismo tema

dos variaciones de un mismo tema las fechas pueden resultar importantes para quien quiera ver posibles influencias, re-elaboraciones etc. À rebours (dejo el título original debido a las multiples traducciones que de él se han hecho) fue publicada en 1884, La espuma de los días en 1946. parece que incluso hay un estudio sobre la influencia del "piano de boca" en la literatura francesa posterior, y no me extraña (cada capítulo de la genial novela de huysmans es un tema diferente preparado para ser glosado).

me pregunto porque no lo inventan de una vez...

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Se dirigió al comedor, en donde, empotrado en una de las paredes, había un armario que guardaba una serie de toneletes, colocados en fila, sobre minúsculos soportes de madera de sándalo, y perforados en su parte baja por unos grifos de plata.
A esta colección de barriles, la llamaba Des Esseintes su «órgano de boca». Una varilla conectaba todas las espitas de forma que pudieran funcionar a la vez con un solo movimiento. De esta manera, una vez que el dispositivo estaba colocado, bastaba con apoyar sobre un botón disimulado entre la madera de la pared, para que todas las canillas, abiertas al mismo tiempo, llenaran de licor los minúsculos cubiletes, situados bajo cada una de ellas.
El órgano se encontraba así dispuesto para funcionar. Los registros rotulados «Flauta», «Trompa», «Voz celeste», estaban sacados y listos para la demostración.
Des Esseintes iba bebiendo una gota de aquí, otra de allá; interpretaba de este modo sinfonías interiores, que le llegaban a producir, en la garganta y en el paladar, unas sensaciones análogas a las que la música produce en el oído.
Pues, según él, el sabor de cada licor se correspondía con el sonido de un instrumento preciso. El curasao seco, por ejemplo, contenía en su sabor el sonido del clarinete, cuyo tono es agridulce y aterciopelado; el kummel correspondía al oboe, cuyo timbre sonoro tiene una resonancia nasal; la menta y el anís, a la flauta, que es a la vez azucarada y picante, chillona y suave; el kirsch suena con la furia de la trompeta; la ginebra y el whisky arrasan el paladar con el sonido estridente del trombón y del cornetín; el aguardiente de orujo fulmina con el estrépito ensordecedor de la tuba; mientras que el raki de Chio y la almáciga retumban como el platillo y el bombo sacudidos a todo brazo, en la piel de la boca.
Pensaba también que esta asimilación podía llevarse más lejos, y que era posible formar cuartetos de instrumentos de cuerda bajo la bóveda del paladar: representando el violín por el viejo aguardiente, humoso y delicado, agudo y grácil; simulando la viola por el ron, que es más vigoroso y más zumbón; el vespetro desgarrador y prolongado, melancólico y tierno, actúa como violonchelo; el contrabajo, fuerte, sólido y oscuro, corresponde a un puro y añejo bitter. Se podía incluso llegar a formar un quinteto añadiendo un quinto instrumento, el arpa, que presentaba una clara analogía con el sabor vibrante, y la nota argentina, destacada y aguda del licor seco de comino.
Las similitudes iban todavía más allá; dentro de la música de los licores existían relaciones de tonalidad; por no citar más que un ejemplo, el benedictine representa, por así decirlo, el tono menor de ese tono mayor designado en las partituras comerciales con el nombre de «Chartreuse» verde.
Una vez asentados estos principios, Des Esseintes, merced a una serie de eruditas experiencias, había conseguido interpretar sobre su lengua silenciosas melodías, mudas marchas fúnebres de gran espectáculo, y escuchar en el interior de su boca solos de menta, dúos de vespetro y de ron.
Llegaba incluso a transponer auténticos fragmentos de obras musicales en su paladar, siguiendo paso a paso al compositor, captando su pensamiento, sus matices y efectos, por medio de la unión o del contraste entre licores semejantes, practicando con especial virtuosismo estudiadas y elaboradas mezclas.
En otras ocasiones él mismo componía sus propias melodías, ejecutando deliciosas pastorales con el suave licor del casis que le reproducía en la garganta los bellos trinos del canto del ruiseñor; o con el tierno licor de cacao que le hacía tararear almibaradas y bucólicas canciones tradicionales como «las Romanzas de Estelle» o el «Ah! vous di-rai-je maman».
Pero esa noche, Des Esseintes no se encontraba con ganas para escuchar el sabor de la música. Se limitó a arrancar una nota del teclado de su órgano llevándose un pequeño cubilete que había llenado de auténtico whisky irlandés.


de À rebours, de joris-karl huysmans

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-¿Quieres un aperitivo? -preguntó Colin-. Ya he terminado mi pianóctel, podrías probarlo.
-¿Qué tal funciona? -preguntó Chick.
-A la perfección. Me ha costado ponerlo a punto, pero el resultado ha superado todas mis esperanzas. A partir de Black and Tan Fantasy he conseguido una mezcla verdaderamente prodigiosa.
-¿En qué principio te basas? -preguntó Chick.
-A cada nota -dijo Colin- hago corresponder un alcohol, un licor o bien un aroma. El pedal corresponde al huevo batido y la sordina al hielo. Para el agua de Seltz hace falta un trino en el registro agudo. Las cantidades están en proporción directa a la duración: a la semifusa equivale un dieciseisavo de unidad, a la negra la unidad, y a la redonda cuatro unidades. Cuando se toca una canción lenta, se activa un sistema de registro para que no aumenten las medidas -lo que daría un cóctel demasiado abundante-, aunque sí el conténido de alcohol. Y además se puede, si se quiere, según la duración de la canción, hacer variar el valor de la unidad, reduciéndolo por ejemplo a una centésima parte, para obtener una bebida en la que se tengan en cuenta todas las armonías mediante una regulación lateral.
-Es bastante complicado, ¿eh? -dijo Chick.
-El conjunto funciona a base de contactos eléctricos y relés. No te doy detalles, tú entiendes de eso. Y además el piano funciona de verdad.
-¡Fantástico! -dijo Chick.
-Sólo hay algo fastidioso -añadió Colin-, y es el pedal para el huevo batido. He tenido que poner un sistema especial de enganche, porque cuando se toca un ritmo demasiado caliente, caen trozos de tortilla en el cóctel y resulta difícil de tragar. Lo arreglaré, pero de momento basta con tener cuidado. Y el sol grave da crema fresca.
-Me voy a hacer un cóctel a base de Loveless Love -dijo Chick-. Va a ser algo tremendo.
-Está todavía en el cuarto trastero, donde me he hecho un taller -dijo Colin-, porque no he tenido tiempo de atornillar las placas de protección. Ven. Vamos a ver. Voy a ajustado para dos cócteles de veinte centilitros aproximadamente para empezar.
Chick se sentó al piano. Cuando terminó la pieza, una parte del panel delantero se abatió con un golpe seco y apareció una fila de vasos. Dos de ellos estaban llenos hasta el borde de una apetitosa mezcolanza.
-Tengo un cierto temor -dijo Colin-. Ha habido un momento en que has dado una nota falsa. Por suerte, estaba en la armonía.
-¿Pero este cacharro tiene en cuenta la armonía? -dijo Chick.
-No del todo -dijo Colin-. Sería demasiado complicado. Tiene unas pocas limitaciones. Anda, bebe, y vamos a la mesa.


de La espuma de los días, de boris vian

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