Dolls y Dogville
ayer vi Dolls, de takeshi kitano, el director nipón que nos toca. no pensaba hablar de ella, me pareció bastante buena pero un pelín sosa. la maestría de kitano es obvia, y aquí vuelve a demostarla, pero no hubo nada que me impactase demasiado. sé, sin embargo, que será una de esas películas que recuerde largamente, por anécdotas paralelas y por sus propias curiosidades. pero son sólo eso, curiosidades...
son tres historias de desamor que se entrecruzan y complementan. un yakuza que vuelve a encontrar el amor de su juventud (una vieja locuela), un par de locos que vagan atados entre sí, y una cantante de exito que sufre un accidente y obliga a su mayor admirador a auto-cegarse para así sentirse más cerca de ella. planos exquisitos y un manejo del tiempo de la narración muy japones (lento), pero exactísimo.
ya os digo, no pensaba hablar de ella. hoy, sin embargo, algo me ha obligado a buscar atrás un complemento para este apunte cinéfilo. ese algo ha sido Dogville, de lars von triers.
estupor es la palabra. quizás ahora, media hora después de verla, me encuentre demasiado impresionado como para poder ser objetivo en mi juicio. sin embargo quería escribir sobre ella ahora. Dogville es apabullante. una puesta en escena original hasta el hartazgo, además de perfecta para la historia que se quería narrar; las intepretaciones magistrales, con nicole kidman... (silencio). Dogville es una fábula moral brutal y tremenda, invalorable desde el punto de vista ético, pero cinematograficámente irreprochable. triers, como ya hizo con Bailando en la oscuridad o Europa, no crea una historia agradable, pero golpea fuerte y certero.
aprendí con el tiempo que no es bueno aconsejar. ni películas ni actos ni libros ni nada: se crean vínculos contraproducentes. con Dogville haré una excepción. id a verla. todos. no os garantizo que os guste -porque eso, pese a que pueda parecer raro, no es tan importante como creemos...-
son tres historias de desamor que se entrecruzan y complementan. un yakuza que vuelve a encontrar el amor de su juventud (una vieja locuela), un par de locos que vagan atados entre sí, y una cantante de exito que sufre un accidente y obliga a su mayor admirador a auto-cegarse para así sentirse más cerca de ella. planos exquisitos y un manejo del tiempo de la narración muy japones (lento), pero exactísimo.
ya os digo, no pensaba hablar de ella. hoy, sin embargo, algo me ha obligado a buscar atrás un complemento para este apunte cinéfilo. ese algo ha sido Dogville, de lars von triers.
estupor es la palabra. quizás ahora, media hora después de verla, me encuentre demasiado impresionado como para poder ser objetivo en mi juicio. sin embargo quería escribir sobre ella ahora. Dogville es apabullante. una puesta en escena original hasta el hartazgo, además de perfecta para la historia que se quería narrar; las intepretaciones magistrales, con nicole kidman... (silencio). Dogville es una fábula moral brutal y tremenda, invalorable desde el punto de vista ético, pero cinematograficámente irreprochable. triers, como ya hizo con Bailando en la oscuridad o Europa, no crea una historia agradable, pero golpea fuerte y certero.
aprendí con el tiempo que no es bueno aconsejar. ni películas ni actos ni libros ni nada: se crean vínculos contraproducentes. con Dogville haré una excepción. id a verla. todos. no os garantizo que os guste -porque eso, pese a que pueda parecer raro, no es tan importante como creemos...-
4 comentarios
paulatgs -
parapo -
paula -
Airen -