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apuntes del natural

El chivato

El chivato por Duquena

Me siento incapaz de articular un texto que exprese lo que me ha pasado hoy por la cabeza, por lo que me limitaré a tres apuntes.

- Hoy he visto por la tele a un tipo que sin lugar a dudas, ni necesidad siquiera de hacerle el teleADN, era Saddam Hussein. A pesar del pelo revuelto y seguramente sucio, a pesar de la barba (¿por qué han dicho al principio que era postiza?), eran los mismos ojos que hemos visto en los últimos años cada vez que salía el llamado rais. Un médico calvo y americano le estaba introduciendo un artilugio en la boca, y él, con serenidad aparente, acaso análoga a la que debía mostrar arremolinado en la butaca de su dentista privado (en cuyos reposabrazos tal vez había mandado incrustar piedras preciosas; quizá le regaló al dentista bisturíes y pinzas de oro y embudos para escupitajo de puro cristal de Bohemia). No sé si figura que estaban obteniendo muestras para los exámenes genéticos. Luego el mismo médico u otro médico (seguramente “castrense”, ¿no?) le hurgaba el pelo, a saber por qué. En cualquier caso, la imagen me ha parecido obscena. El mundo se rige por el derecho. En Francia lo dicen muy claro, incluso los niños: “no tienes derecho a jugar”; y los mayores: “oye, si invierto aquí tengo derecho a esto?” “si no trabajas no tienes derecho a...”, etc. El derecho internacional es un conjunto de leyes que uno se pasa por el forro cuando quiere. La convención de Ginebra prohíbe el regodeo y la humillación de los prisioneros de guerra, pero cada cual se puede pasar por el forro la convención de Ginebra. Esto del derecho significa que, en vez de regirte por juicios amplios, humanos (es decir, que salgan de dentro del hombre), uno sabe lo que está prohibido y, en consecuencia, se lo puede saltar. Bueno, esto se complica.

- Segundo apunte: hace unos doce o catorce años, cuando estaba de moda una cantante llamada Samantha Foxx (en Portugal en los puestos callejeros había gente que vendía calendarios de la artista enseñando las tetas), leí una entrevista del tipo: “color preferido”, “último libro que has leído”, “un lugar para retirarte”, etc. Una de las últimas preguntas era: “¿Odia usted a alguien?” y ella contestó: “A Saddam Hussein”. Flipé. No entendí (sí entendí) cómo una chica de los suburbios de Manchester o de donde sea podía “odiar” a Saddam Hussein que, por aquel entonces, invadía Kuwait. Pensaba que podía comprender el odio a quien te ha robado el novio, a la vecina que intenta joderte siempre que puede, incluso a tu padre, claro... ¿pero a Saddam Hussein? Bueno, Samantha Foxx, cuyas dotes artísticas seguramente han decaído a medida que se han ido aflojando los músculos pectorales, no se dio cuenta de que su actitud era pionera, y que hoy sin duda muchas personas piensan como ella.

- El tercer apunte debería ser el más importante, pero ahí veo que no tengo cuerda, que no estoy fino, por lo que sólo apuntaré el título o argumento o tema o sujeto, a ver si alguien se anima y yo a mi vez: el chivato que se ha chivado del escondrijo.

4 comentarios

Sargento Critico -

No me creo nada.(Es simple)

Elena -

Con respecto a ti me gusto mucho conocerte y espero encontrarte pronto en el chat te dejo muchos saludos elena...

Lydia -

Buena teoría esa, parapo. Vísteis la entrada al agujero? Por ahí cabe alguien?
Mis primeras impresiones al ver a Sadam:
1. Estoy flipando. Un nuevo capítulo histórico de esos que veo en los libros, lo veo en la tele.
2. Sin duda acaba de levantarse...
3. Voy a repasarme ahora mismo la guerra Irán-Irak y la Guerra del Golfo. (aplícate el cuento) :)
4. Le dará Bruce Willis la recompensa que prometió al chivato?

parapo -

tengo una teoría que puede resumirse a modo de micro-relato...:

"¡allí está!"

los marines se acercaron con cautela, aunque sabían que su presa no podía escapar: demasiado desierto alrededor.

tras meses de búsqueda por fin lo tenían delante. bin laden ni siquiera amagó la huida: estaba perdido.

pero...

"un momento... tú no eres bin laden!"

la decepción se apoderó de sus rostros. aquel barbudo no era su barbudo. sin embargo, justo cuando ya se iban, Mike le echó un último vistazo:

"¡eh! ¡eres saddam!"