objetivamente idiotas
una vez más me veo obligado a copiar aquí una noticia deportiva. si bien la anterior tenía su gracia por lo grotesco de los marcadores (aquellas goleadas en la india), esta me resulta esperpéntica y algo triste.
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La pelota maldita
27/02/04 03:00 h.
Las supersticiones de todo tipo en el mundo del deporte son algo relativamente frecuente. Pero nadie ha llegado tan lejos para exorcizar su mal fario como los Chicago Cubs de la Major League de béisbol. Ellos achacan todos sus males a una pelota maldita y han decidido borrarla del mapa con una destrucción sorpresa 'made in Hollywood' que fue transmitida por TV a todo el país la pasada madrugada.
La bola en cuestión tuvo un papel destacado en el sexto partido del playoff semifinal de la Liga profesional, que enfrentaba en el Wrigley Stadium, terreno de los Cubs, al equipo local con los Florida Marlins. La eliminatoria estaba entonces 3-2 a favor de Chicago, que en aquel partido mandaba por 3-0. En aquel momento un batazo de los visitantes fue a parar a la frontera entre la grada y el terreno de juego y cuando Moises Alou, 'outfildier' del conjunto de casa, iba a interceptarla con cierta comodidad, un fan de los Cubs, Steve Bartman, alargó el brazo, desequilibró sin quererlo al jugador y la bola cayó al suelo. A partir de entonces todo fue mal y Chicago acabó perdiendo el partido y a la postre la posibilidad de clasificarse para la gran final, las Series Mundiales, a las que no accede desde 1945.
Bartman fue crucificado mediáticamente y se vio obligado a un destierro involuntario, pero empezó a circular el rumor, cada vez con mayor fuerza, de que la pelota estaba poco menos que endemoniada. Salió a subasta pública el pasado 9 de diciembre y se hizo con ella una cadena de restaurantes de Illinois llamado Harry Caray Restaurant Group, propiedad de un empedernido fan de los Cubs, tras pagar 113.824 $. Tenía claro que había que destruirla por tres motivos: primero, acabar con el símbolo de la derrota más cruel de la historia de la franquicia; segundo, asegurar que la pelota no acabaría en la sala de trofeos de los Florida Marlins, indirectos beneficiarios; y tercero, exonerar a Bartman de la responsabilidad moral de aquella derrota. Entonces se planteó cuál sería el mejor modo de exorcizar aquel yuyu esférico.
Se abrió una página en internet en la que los aficionados volcaron sus sugerencias para destruir la pelota, con ideas tan peregrinas como enviarla al espacio, cubrirla de explosivo plástico C-4, lanzarla a un volcán en erupción desde un helicóptero o sumergirla en nitrógeno líquido. Finalmente se decidió hacerlo a lo grande y contratar a un profesional para volatilizarla.
Michael Lantieri es un especialista en efectos especiales, que ha ganado premios Oscar por películas como 'Parque Jurásico' o 'Regreso al Futuro'. Es, además, un incondicional de los Cubs. Y preparó una destrucción sorpresa tras ensayar mil y una maneras con una docena de pelotas diarias, desde hace semanas, en su laboratorio de California. Debía ser el impactante final a una 'fiesta de despedida' de tres horas de duración que tuvo lugar en uno de los restaurantes de la citada cadena en Chicago y que contó con la participación de famosos actores y diversos números musicales. Varias cadenas de TV por cable lo ofrecieron en directo (MSNBC, CLTV, WTTW y Fox Sports Chicago) y pudo verse en los 50 estados de EE.UU. Además hubo restaurantes conectados al evento en ciudades de Japón, Canadá, Gran Bretaña, Grecia, Puerto Rico, República Dominicana, Dinamarca, Guam, Australia o Polonia, desde donde también pudo verse el show.
Para completar esta locura deportiva, en sus últimas horas de 'vida' la pelota fue tratada a cuerpo de rey: pasó su última noche en la suite de un lujoso hotel de la ciudad, se le ofreció una cena con filete y langosta e incluso se le dio un masaje. Uno de los responsables de la cadena de restaurantes que ha organizado el espectáculo dijo al respecto que esta pelota viene a ser como el anillo de 'El Señor de los Anillos' y los aficionados de Chicago somos como Frodo, que tenemos que cargar con él y terminar destruyéndolo para poder salvarnos.
Lo único que no consiguieron los organizadores del 'show' es la presencia de Steve Bartman, que continúa en paradero desconocido desde el día después de aquel fatídico encuentro. El polémico aficionado, de 26 años de edad, ha rechazado centenares de propuestas de entrevistas y apariciones en actos públicos muy bien remunerados.
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La pelota maldita
27/02/04 03:00 h.
Las supersticiones de todo tipo en el mundo del deporte son algo relativamente frecuente. Pero nadie ha llegado tan lejos para exorcizar su mal fario como los Chicago Cubs de la Major League de béisbol. Ellos achacan todos sus males a una pelota maldita y han decidido borrarla del mapa con una destrucción sorpresa 'made in Hollywood' que fue transmitida por TV a todo el país la pasada madrugada.
La bola en cuestión tuvo un papel destacado en el sexto partido del playoff semifinal de la Liga profesional, que enfrentaba en el Wrigley Stadium, terreno de los Cubs, al equipo local con los Florida Marlins. La eliminatoria estaba entonces 3-2 a favor de Chicago, que en aquel partido mandaba por 3-0. En aquel momento un batazo de los visitantes fue a parar a la frontera entre la grada y el terreno de juego y cuando Moises Alou, 'outfildier' del conjunto de casa, iba a interceptarla con cierta comodidad, un fan de los Cubs, Steve Bartman, alargó el brazo, desequilibró sin quererlo al jugador y la bola cayó al suelo. A partir de entonces todo fue mal y Chicago acabó perdiendo el partido y a la postre la posibilidad de clasificarse para la gran final, las Series Mundiales, a las que no accede desde 1945.
Bartman fue crucificado mediáticamente y se vio obligado a un destierro involuntario, pero empezó a circular el rumor, cada vez con mayor fuerza, de que la pelota estaba poco menos que endemoniada. Salió a subasta pública el pasado 9 de diciembre y se hizo con ella una cadena de restaurantes de Illinois llamado Harry Caray Restaurant Group, propiedad de un empedernido fan de los Cubs, tras pagar 113.824 $. Tenía claro que había que destruirla por tres motivos: primero, acabar con el símbolo de la derrota más cruel de la historia de la franquicia; segundo, asegurar que la pelota no acabaría en la sala de trofeos de los Florida Marlins, indirectos beneficiarios; y tercero, exonerar a Bartman de la responsabilidad moral de aquella derrota. Entonces se planteó cuál sería el mejor modo de exorcizar aquel yuyu esférico.
Se abrió una página en internet en la que los aficionados volcaron sus sugerencias para destruir la pelota, con ideas tan peregrinas como enviarla al espacio, cubrirla de explosivo plástico C-4, lanzarla a un volcán en erupción desde un helicóptero o sumergirla en nitrógeno líquido. Finalmente se decidió hacerlo a lo grande y contratar a un profesional para volatilizarla.
Michael Lantieri es un especialista en efectos especiales, que ha ganado premios Oscar por películas como 'Parque Jurásico' o 'Regreso al Futuro'. Es, además, un incondicional de los Cubs. Y preparó una destrucción sorpresa tras ensayar mil y una maneras con una docena de pelotas diarias, desde hace semanas, en su laboratorio de California. Debía ser el impactante final a una 'fiesta de despedida' de tres horas de duración que tuvo lugar en uno de los restaurantes de la citada cadena en Chicago y que contó con la participación de famosos actores y diversos números musicales. Varias cadenas de TV por cable lo ofrecieron en directo (MSNBC, CLTV, WTTW y Fox Sports Chicago) y pudo verse en los 50 estados de EE.UU. Además hubo restaurantes conectados al evento en ciudades de Japón, Canadá, Gran Bretaña, Grecia, Puerto Rico, República Dominicana, Dinamarca, Guam, Australia o Polonia, desde donde también pudo verse el show.
Para completar esta locura deportiva, en sus últimas horas de 'vida' la pelota fue tratada a cuerpo de rey: pasó su última noche en la suite de un lujoso hotel de la ciudad, se le ofreció una cena con filete y langosta e incluso se le dio un masaje. Uno de los responsables de la cadena de restaurantes que ha organizado el espectáculo dijo al respecto que esta pelota viene a ser como el anillo de 'El Señor de los Anillos' y los aficionados de Chicago somos como Frodo, que tenemos que cargar con él y terminar destruyéndolo para poder salvarnos.
Lo único que no consiguieron los organizadores del 'show' es la presencia de Steve Bartman, que continúa en paradero desconocido desde el día después de aquel fatídico encuentro. El polémico aficionado, de 26 años de edad, ha rechazado centenares de propuestas de entrevistas y apariciones en actos públicos muy bien remunerados.
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Toñero -