una reacción verdadera
Y en la tumba de mi suegro lloré, pese a que el último adiós que me dio no fuera demasiado afectuoso. Desde su cama de muerte me dijo que admiraba mi descarada fortuna, que me permitía moverme con libertad mientras él estaba crucificado en aquella cama. Yo, estupefacto, le pregunté qué le había hecho para que deseara verme enfermo. Y él me respondió exactamente así:
Si transmitiéndote mi enfermedad, pudiera librarme de ella, ¡te la pegaría al instante, aumentándola incluso al doble! ¡Yo no tengo los escrúpulos humanitarios que tienes tú!
de La conciencia de zeno, de italo svevo
Si transmitiéndote mi enfermedad, pudiera librarme de ella, ¡te la pegaría al instante, aumentándola incluso al doble! ¡Yo no tengo los escrúpulos humanitarios que tienes tú!
de La conciencia de zeno, de italo svevo
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Gru -