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apuntes del natural

literatura

burda alusión

Cuando nació Confucio, un unicornio recorrió la comarca. Por la forma y el tamaño parecía un buey. La madre del Maestro ató en el cuerno del animal una cinta. Setenta y siete años después el unicornio reapareció y lo mataron; la cinta estaba rota. Confucio dijo:

-El unicornio ha vuelto; han pasado los años; el día de mi muerte está próximo.


de El imperio chino, de e.r. huc

El desierto de los tártaros

mientras leo El desierto de los tártaros, de dino buzzati, voy recopilando textos profundos y bellos, perfectos para este blog. los iré colgando poco a poco.

es una novela realmente buena, la recomiendo con fervor.

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El más cercano, en una terraza interior, a unos diez metros, menos presuroso que los otros, estaba inmóvil, con la espalda apoyada en un muro; se habría dicho que dormía. Pero Drogo lo oyó canturrear una cantinela con voz profunda.

Era una sucesión de palabras (que Drogo no lograba distinguir) unidas entre sí por un aire monótono y sin fin. Hablar, y aún peor cantar, de servicio estaba severamente prohibido. Giovanni habría debido castigarlo, pero le dio pena, pensando en el frío y la soledad de aquella noche. Entonces empezó a bajar una breve escalera que llevaba a la terraza y tosió levemente, para advertir al soldado.

El centinela volvió la cabeza, y cuando vio al oficial rectificó su posición, pero no interrumpió la cantinela. A Drogo le asaltó la cólera: ¿aquellos soldados se creían que podían tomarle el pelo? Ya le daría un buen escarmiento.
El centinela notó de inmediato la actitud amenazadora de Drogo, y aunque la formalidad del santo y seña, por mutuo y viejísimo acuerdo, no se practicara entre los soldados y el jefe de la guardia, tuvo un exceso de escrúpulo. Embrazando el fusil, preguntó, con el especialísimo acento usado en la Fortaleza:
-¿Quién va? ¿Quién va?

Drogo se paró de golpe, desorientado. Quizá a menos de cinco metros de distancia, a la límpida luz de la luna, veía perfectamente la cara del militar y su boca estaba cerrada. Pero la cantinela no se había interrumpido. ¿De dónde venía entonces la voz?
Pensando en aquella cosa extraña, ya que el soldado seguía a la espera, Giovanni dijo mecánicamente la contraseña: «Milagro». «Miseria», respondió el centinela, y dejó el arma a sus pies.

Se produjo un inmenso silencio, en el cual navegaba más fuerte que antes el murmullo de palabras y canto.
Por fin Drogo comprendió, y un lento escalofrío corrió por su espalda. Era el agua, era una lejana cascada que corría con estruendo por los salientes de las rocas vecinas. El viento, que hacía oscilar el larguísimo chorro, el misterioso juego de los ecos, el sonido distinto de las piedras golpeadas, formaban una voz humana, la cual hablaba y hablaba: palabras de nuestra vida, que se estaba siempre a un pelo de entender, pero, en cambio, nada.

No era, pues, el soldado el que canturreaba, no un hombre sensible al frío, a los castigos y al amor, sino la montaña hostil. Qué triste equivocación, pensó Drogo, quizá todo es así, creemos que a nuestro alrededor hay criaturas semejantes a nosotros y en cambio no hay sino hielo, piedras que hablan una lengua extranjera; estamos a punto de saludar a un amigo, pero el brazo vuelve a caer inerte, la sonrisa se apaga, porque advertimos que estamos completamente solos.

El viento bate contra la espléndida capa del oficial y la sombra azul sobre la nieve se agita como una bandera. El centinela está inmóvil. La luna camina y camina, lenta, pero sin perder un solo instante, impaciente del alba. Toc, toc, late el corazón en el pecho de Giovanni Drogo.


de El desierto de los tártaros, de dino buzzati

dos variaciones de un mismo tema

dos variaciones de un mismo tema las fechas pueden resultar importantes para quien quiera ver posibles influencias, re-elaboraciones etc. À rebours (dejo el título original debido a las multiples traducciones que de él se han hecho) fue publicada en 1884, La espuma de los días en 1946. parece que incluso hay un estudio sobre la influencia del "piano de boca" en la literatura francesa posterior, y no me extraña (cada capítulo de la genial novela de huysmans es un tema diferente preparado para ser glosado).

me pregunto porque no lo inventan de una vez...

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Se dirigió al comedor, en donde, empotrado en una de las paredes, había un armario que guardaba una serie de toneletes, colocados en fila, sobre minúsculos soportes de madera de sándalo, y perforados en su parte baja por unos grifos de plata.
A esta colección de barriles, la llamaba Des Esseintes su «órgano de boca». Una varilla conectaba todas las espitas de forma que pudieran funcionar a la vez con un solo movimiento. De esta manera, una vez que el dispositivo estaba colocado, bastaba con apoyar sobre un botón disimulado entre la madera de la pared, para que todas las canillas, abiertas al mismo tiempo, llenaran de licor los minúsculos cubiletes, situados bajo cada una de ellas.
El órgano se encontraba así dispuesto para funcionar. Los registros rotulados «Flauta», «Trompa», «Voz celeste», estaban sacados y listos para la demostración.
Des Esseintes iba bebiendo una gota de aquí, otra de allá; interpretaba de este modo sinfonías interiores, que le llegaban a producir, en la garganta y en el paladar, unas sensaciones análogas a las que la música produce en el oído.
Pues, según él, el sabor de cada licor se correspondía con el sonido de un instrumento preciso. El curasao seco, por ejemplo, contenía en su sabor el sonido del clarinete, cuyo tono es agridulce y aterciopelado; el kummel correspondía al oboe, cuyo timbre sonoro tiene una resonancia nasal; la menta y el anís, a la flauta, que es a la vez azucarada y picante, chillona y suave; el kirsch suena con la furia de la trompeta; la ginebra y el whisky arrasan el paladar con el sonido estridente del trombón y del cornetín; el aguardiente de orujo fulmina con el estrépito ensordecedor de la tuba; mientras que el raki de Chio y la almáciga retumban como el platillo y el bombo sacudidos a todo brazo, en la piel de la boca.
Pensaba también que esta asimilación podía llevarse más lejos, y que era posible formar cuartetos de instrumentos de cuerda bajo la bóveda del paladar: representando el violín por el viejo aguardiente, humoso y delicado, agudo y grácil; simulando la viola por el ron, que es más vigoroso y más zumbón; el vespetro desgarrador y prolongado, melancólico y tierno, actúa como violonchelo; el contrabajo, fuerte, sólido y oscuro, corresponde a un puro y añejo bitter. Se podía incluso llegar a formar un quinteto añadiendo un quinto instrumento, el arpa, que presentaba una clara analogía con el sabor vibrante, y la nota argentina, destacada y aguda del licor seco de comino.
Las similitudes iban todavía más allá; dentro de la música de los licores existían relaciones de tonalidad; por no citar más que un ejemplo, el benedictine representa, por así decirlo, el tono menor de ese tono mayor designado en las partituras comerciales con el nombre de «Chartreuse» verde.
Una vez asentados estos principios, Des Esseintes, merced a una serie de eruditas experiencias, había conseguido interpretar sobre su lengua silenciosas melodías, mudas marchas fúnebres de gran espectáculo, y escuchar en el interior de su boca solos de menta, dúos de vespetro y de ron.
Llegaba incluso a transponer auténticos fragmentos de obras musicales en su paladar, siguiendo paso a paso al compositor, captando su pensamiento, sus matices y efectos, por medio de la unión o del contraste entre licores semejantes, practicando con especial virtuosismo estudiadas y elaboradas mezclas.
En otras ocasiones él mismo componía sus propias melodías, ejecutando deliciosas pastorales con el suave licor del casis que le reproducía en la garganta los bellos trinos del canto del ruiseñor; o con el tierno licor de cacao que le hacía tararear almibaradas y bucólicas canciones tradicionales como «las Romanzas de Estelle» o el «Ah! vous di-rai-je maman».
Pero esa noche, Des Esseintes no se encontraba con ganas para escuchar el sabor de la música. Se limitó a arrancar una nota del teclado de su órgano llevándose un pequeño cubilete que había llenado de auténtico whisky irlandés.


de À rebours, de joris-karl huysmans

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-¿Quieres un aperitivo? -preguntó Colin-. Ya he terminado mi pianóctel, podrías probarlo.
-¿Qué tal funciona? -preguntó Chick.
-A la perfección. Me ha costado ponerlo a punto, pero el resultado ha superado todas mis esperanzas. A partir de Black and Tan Fantasy he conseguido una mezcla verdaderamente prodigiosa.
-¿En qué principio te basas? -preguntó Chick.
-A cada nota -dijo Colin- hago corresponder un alcohol, un licor o bien un aroma. El pedal corresponde al huevo batido y la sordina al hielo. Para el agua de Seltz hace falta un trino en el registro agudo. Las cantidades están en proporción directa a la duración: a la semifusa equivale un dieciseisavo de unidad, a la negra la unidad, y a la redonda cuatro unidades. Cuando se toca una canción lenta, se activa un sistema de registro para que no aumenten las medidas -lo que daría un cóctel demasiado abundante-, aunque sí el conténido de alcohol. Y además se puede, si se quiere, según la duración de la canción, hacer variar el valor de la unidad, reduciéndolo por ejemplo a una centésima parte, para obtener una bebida en la que se tengan en cuenta todas las armonías mediante una regulación lateral.
-Es bastante complicado, ¿eh? -dijo Chick.
-El conjunto funciona a base de contactos eléctricos y relés. No te doy detalles, tú entiendes de eso. Y además el piano funciona de verdad.
-¡Fantástico! -dijo Chick.
-Sólo hay algo fastidioso -añadió Colin-, y es el pedal para el huevo batido. He tenido que poner un sistema especial de enganche, porque cuando se toca un ritmo demasiado caliente, caen trozos de tortilla en el cóctel y resulta difícil de tragar. Lo arreglaré, pero de momento basta con tener cuidado. Y el sol grave da crema fresca.
-Me voy a hacer un cóctel a base de Loveless Love -dijo Chick-. Va a ser algo tremendo.
-Está todavía en el cuarto trastero, donde me he hecho un taller -dijo Colin-, porque no he tenido tiempo de atornillar las placas de protección. Ven. Vamos a ver. Voy a ajustado para dos cócteles de veinte centilitros aproximadamente para empezar.
Chick se sentó al piano. Cuando terminó la pieza, una parte del panel delantero se abatió con un golpe seco y apareció una fila de vasos. Dos de ellos estaban llenos hasta el borde de una apetitosa mezcolanza.
-Tengo un cierto temor -dijo Colin-. Ha habido un momento en que has dado una nota falsa. Por suerte, estaba en la armonía.
-¿Pero este cacharro tiene en cuenta la armonía? -dijo Chick.
-No del todo -dijo Colin-. Sería demasiado complicado. Tiene unas pocas limitaciones. Anda, bebe, y vamos a la mesa.


de La espuma de los días, de boris vian

diálogo

DIÁLOGO SOBRE UN DIÁLOGO

A. —Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón). —Pero sospecho que al final no se resolvieron.

A (ya en plena mística). —Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.


de El hacedor, de jorge luis borges

i ching volumen II

i ching volumen II el hexagrama es I, las comisuras de la boca (la nutrición). al leerlo me resultó del todo impactante la referencia a la nutritivo, que yo mismo había hecho un par de días antes en la introducción de la crónica. recuerdo cuando lo escribí que pensé lo poco parapesca que era esa palabra, pero quise mentenerla. no sería la única sorpresa en esta consulta al i ching. el dictamen es el siguiente:

Las comisuras de la boca. perseverancia trae ventura. presta atención a la nutrición, y a aquello con que trata de llenar su boca uno mismo.

nutrición espiritual? puede interpretarse así y sería correcto. es la idea sobre la que gira mi introducción, insisto. no está mal.

pero aún hay más. la segunda y tercera linea son mutantes, y tienen su propia interpretación suplementaria. veamos:

seis en el segundo puesto significa: dirigirse hacia la cumbre en busca de alimento. apartarse del camino para buscar alimento de la colina: continuar así traerá desventura.

el i ching parece aprobar el viaje. apartarse del camino para buscar lo nutritivo, lo que te hace crecer. no obstante, no hay que exagerar: continuar así trae desventura. bastante razonable, creo.

seis en el tercer puesto significa: desviarse de la nutrición. la perseverancia trae desventura. durante diez años no obres de ese modo. nada es propicio.

me cuesta más comprender que quiere decir aquí el i ching. la interpretación de richard wilhem, autor de la edición que manejo, resulta reveladora:

quien busca el alimento que no alimenta, irá tambaleándose del deseo al goce, y en el goce se desvivirá por el deseo.(interesante cuestión: a veces resulta más satisfactorio el deseo de algo que el tener ese algo. hay qe huir de esa incoherencia. en este viaje lo conseguí, creo). una apasionada embriaguez destinada a satisfacer los sentidos no conduce jamás a la meta. jamás (diez años constituye un periodo cabal) se debe obrar así. nada bueno saldrá de ello.

hasta aquí el hexagrama original I. pero ya avisé que las lineas mutantes (la segunda y tercera empezando desde abajo) se convierten en su opuesta y crean un nuevo hexagrama del que se extrae la predicción. el hexagrama resultante es Ta ch'u, la fuerza domesticadora de lo grande (ver dibujo). y su dictamen, mi predicción, es esta:

La fuerza domesticadora de lo grande. es propicia la perseverancia. trae ventura no comer en casa. es propicio atravesar las grandes aguas.

trae ventura no comer en casa... atravesar las grandes aguas... no creo que sea demasiado temerario ni extraño interpretar que el i ching me invita a seguir viajando, a seguir buscando lo nutritivo. el i ching no hace más que recordarme lo que ya sé: que cada regreso no es más que el punto de partida de una nueva cuenta atrás... una cuenta atrás para el siguiente viaje.

i ching volumen I

i ching volumen I entre otras cosas, me traje de barcelona una edición completa y abrumadora del I ching, regalo de clyris.

el I ching, o libro de las mutaciones, es el resultado de siglos (incluso milenios) de progresiva acumulación de sabiduría china. es complicado explicar en qué consiste este libro. se ha dividido tradicionalmente en el llamado libro sapiencial (recopilación de aforismos de una complejidad enorme) y en el libro adivinatorio (esos aforismos aplicados mediante una suerte de ritual mágico se convierten en oráculos, o consejos, o simples apoyos para la reflexión).

a ver si nos entendemos. lo que me interesa aquí es experimentar con el I ching. para ello seguiré el método que explica pormenorizadamente jung en su prólogo al libro. el lanzamiento de las monedas para hallar el hexagrama (ver foto), la busqueda del dictamen correspondiente a ese hexagrama y los aforismos suplementarios a cada linea mutante. finalmente, al mutar el hexagrama en otro, el consejo que el I ching me da.

para empezar planteo una pregunta, en este caso relacionada con mis últimas experiencias y con el libro en cuestión: ¿qué tal me fue en el viaje a barcelona? como se ve el libro no es aramis fuster. se le puede preguntar sobre cualquier cosa, ya sea del pasado, presente o futuro. me interesa conocer "su opinión" sobre lo sucedido en el viaje. a ver que tal.

lanzo las tres monedas seis veces, y voy formando, linea a linea, el simbolo que veis (el hexagrama). dos de las lineas, la segunda y la tercera, conllevan una información suplementaria, pues son mutantes. cada una de ellas tiene su propia sentencia, que también leeré, y además permiten que el hexagrama mute en otro diferente, con su propio dictamen, que me servirá de predicción.

taoísmo aplicado

Un cazador para asustar la caza prendió fuego a un bosque. De pronto vio a un hombre que salía de una roca.
El hombre atravesó el fuego sosegadamente. El cazador corrió tras él.
—Diga, pues. ¿Cómo hace para pasar a través de la roca?
—¿La roca? ¿Qué quiere decir con eso?
—También lo vi pasar a través del fuego.
—¿Fuego? ¿Qué significa fuego?
Ese perfecto taoísta, completamente borrado, no veía las diferencias de nada.


de Un bárbaro en asia, de henry micheax

los niños según mrozek

...con los críos sucedía exactamente lo contrario: te los encontrabas en los lugares más insospechados, salían de un salto de los rincones donde hacía un momento no estaban, y desaparecían de los sitios donde deberían estar. Tenían sus escondrijos, así como lugares al descubierto donde, sencillamente, estaban; eran manifiestamente desvergonzados, o desvergonzadamente manifiestos, aunque, en ocasiones, sin que se supiera el motivo, se mostraban perfectamente correctos. La cosa se complicaba más todavía cuando desaparecían y todos los rincones se llenaban de su presencia, imposible ya de definir. Tan pronto aparecían todos a la vez, a semejanza de los estorninos que, por alguna razón desconocida, se posan a un tiempo sobre un mismo árbol, como desaparecían improvisamente; alguno que otro le impresionaba a uno con su soledad infantil igualmente incomprensible, en lo alto de la colina, o agazapado sobre las vigas, o agachado en el centro del patio, con un palo en la mano. Tan pronto gritaban como endemoniados, yendo y viniendo por la casa y sus alrededores, como se sumían en el silencio; y eso cuando no se perdían de vista. Todavía hoy ignoro cuántos eran, a pesar de que, según las leyes de la aritmética, podía haberlos contado fácilmente. Sospechaba de ellos guarrerías perversas, como de todos los niños de campo que viven en libertad; pero, por otra parte, me avergonzaba de alimentar tales sospechas, porque ¿quién sabe si no nacían de mi propia obscenidad de adulto?, de esa obscenidad que espía a los niños con envidia, alimenta suposiciones, hasta cuando están sentados con nosotros a la mesa, y les acusa de libertad, es decir— ¡oh, Dios! —, de inocencia. Tenían los ojos más bien negros, incisivos.

de En el molino, querido señor, en el molino, de slawomir mrozek

les enfants terribles

Hay casas y existencias que asombrarían a las personas razonables. No comprenderían que un desorden que apenas si parece que va a durar quince días pueda continuar durante varios años. Pero esas casas y esas existencias problemáticas se mantiene tan campantes, numerosas, ilegales, contra lo que se podía esperar. Pero en lo que la razón no se equivocaría es en que si la fuerza de las cosas es una fuerza, ella las precipita en su caída.

Los seres singulares y sus actos sociales son el encanto de un mundo plural que los expulsa. Se angustia uno por la velocidad adquirida por el ciclón en que respiran estas almas trágicas y ligeras. Esto empieza por unas niñerías; al principio no se ven más que los juegos...


de Los niños terribles, de jean cocteau

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este libro de cocteau, tan lírico, tan sutil, me recuerda una parte de mi infancia donde las relaciones sociales existían únicamente con mis hermanos. nuestro propio dialecto, nuestras bromas privadas, nos conducían a la incomunicación en el mundo exterior, y a la incomprensión también. la riqueza de aquellas drámaticas experiencias compensa lo que de alienante tuvieron en la formación de mi personalidad. aún hoy, las pocas veces que tengo el gusto de estar con ellos (con ellas más bien: mis hermanas), el desorden mental, la locura de nuestros gestos inmemoriales, los vicios de nuestro padre calcados en la piel, nos vuelven a expulsar fuera del mundo.

marginalia

XLI

Si a algún hombre ambicioso se le ocurriera revolucionar, con un solo esfuerzo, el mundo del pensamiento humano, de la opinión humana y del humano sentimiento, la oportunidad está al alcance de su mano; el camino del renombre inmortal es directo y se abre sin obstáculos a sus pies. Todo lo que ha de hacer es escribir y publicar un librito. Su título será sencillo, unas pocas y llanas palabras: "Mi corazón al desnudo". Pero este librito deberá ser fiel a su título.

Ahora bien, ¿no es muy singular que con la rabiosa sed de notoriedad que distingue a tantos humanos, a tantos a quienes se les importa un ardite lo que se piense de ellos después de muertos, no sea posible encontrar uno solo lo bastante temerario como para escribir este librito? Digo: escribir. Hay diez mil hombres que una vez escrito el libro, se reirían a la sola idea de que su publicación pudiera molestarlos en vida, y que ni siquiera concebirían por qué su publicación póstuma habría de ser vedada. Pero escribirlo... ahí está la cosa. Nadie se atreve a escribirlo. Nadie se atreverá. Nadie podría escribirlo, aunque se atreviera. El papel se arrugaría y ardería a cada toque de la ígnea pluma.


de Marginalia, de edgar allan poe

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edgar poe siempre fue uno de mis héroes, quizás el que más. ¿cuántas veces pensé en escribir ese libro, o ese relato? aunque fuera un solo fragmento, unas líneas de mi corazón al desnudo... no obstante, siempre encuentro un "pero", siempre un hecho que conviene matizar, o maquillar, o silenciar. y me digo si no es posible mostrar mi corazón al desnudo obviando el pequeño borrón, ese mínimo atajo...

no, no, entonces no sería el libro del que habla poe, el gran poe. entonces sería otro libro. uno de tantos.

chloé

imposible no recordar los libros de boris vian. ayer, mientras descargaba del emule la canción de duke ellintong, volvían sus palabras con el habitual lirismo:

-Bebe -dijo Colin.

Bebieron los dos. El resplandor quedaba adherido a sus labios. Colin volvió a encender las luces. Parecía dudar si quedarse de pie.
-Una vez al año no hace daño -dijo-. Creo que podríamos terminarnos la botella.
-¿Y si cortáramos la tarta? -dijo Chick.

Colin cogió un cuchillo de plata y se puso a trazar una espiral sobre la blancura pulida de la tarta. De repente, se detuvo y miró su obra con sorpresa.
Voy a probar una cosa -dijo.
Tomó una hoja de acebo del ramo de la mesa y, con una mano, asió la tarta. Haciéndola girar rápidamente sobre la punta del dedo, colocó, con la otra mano, una de las puntas del acebo en la espiral.
-¡Escucha!... -dijo.

Chick escuchó. Era la canción Chloé en la versión arreglada por Duke Ellington.
Chick miró a Colin. Estaba tremendamente pálido.
Chick le quitó el cuchillo de la mano y lo hincó con ademán firme en la tarta. La cortó en dos y, dentro de la tarta, vieron que había un nuevo artículo de Partre para Chick y una cita con Chloé para Colin.


de La espuma de los días, de boris vian

Rubaiyat

Rubaiyat los 170 cuartetos que componen el Rubaiyat, escrito por el filósofo persa omar khaayam hacia el 1100 d.C, destilan nihilismo y angustia vital. para salir del dolor, el autor recurre, como otros antes y después que él, a la disperata vitalitá a la que escribirá pasolini ya en el siglo XX, con mujeres y vino (por encima de todo vino) incluidos. he aquí algunos ejemplos:

ebrio o sediento, sólo quiero dormir.
renuncio a saber lo que es bien y lo que es el mal.
para mí, el placer y el dolor son semejantes.
cuando llega un placer, le brindo lugar modesto porque sé que un dolor le sigue.

más allá de la tierra, más allá del infinito,
buscaba yo el cielo y el infierno.
pero una voz grave me dijo:
"el cielo y el infierno están en tí".

nada me interesa ya. ¡levántate para brindarme vino!
tu boca, esta noche, es la rosa más bella del mundo...
¡escancia vino! ¡que sea carmín como tus mejillas
y mis remordimientos ligeros como tus bucles!

los más ilustres sabios y filósofos
caminaron por las tinieblas de la ignorancia.
con todo, eran las antorchas de su época.
pero... ¿qué hicieron? pronunciar algunas frases y dormirse.

el mundo inmenso: un grano de polvo en el espacio.
toda la ciencia de los hombres: palabras.
los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras
el fruto de tu constante meditación: la nada.

de nuevo

de nuevo maldito bucle futbolístico-bienal de fracaso! es que no aprendemos...

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(...) en Valladolid, en la Casa de Cervantes. Una vieja de apariencia vulgar, contemplaba el retrato de Felipe III; «Un loco», le dije. Ella se volvió hacia mí: «Con él comenzó nuestra decadencia». Yo estaba en el corazón del problema. «¡Nuestra decadencia!». Así que, pensé, la decadencia es, en España, un concepto corriente, nacional, un cliché, una divisa oficial.(...)

de La tentación de existir, de emile cioran

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nos ha calao...

el día de bloom

el día de bloom hace cien años, 16 de junio del 1904, tuvo lugar en la ficción el bloomsday (o lo que es lo mismo, el viaje de leopold bloom y stephen dedalus narrado por james joyce en Ulises). no he leído el libro ni sé cuando podré hacerlo, pero había que decirlo, no? ;)

Contagio de la tragedia

No es piedad, es envidia lo que nos inspira el héroe trágico, suertudo, cuyos sufrimientos devoramos, como si fuesen nuestros de derecho y él nos los hubiese sustraído. ¿Por qué no intentar volver a cogérselos? De cualquier forma, estaban destinados a nosotros... Para asegurarnos mejor, los declaramos nuestros, los engrandecemos y les damos proporciones desmesuradas; él, por mucho que se agite o gima ante nosotros, no conseguirá conmovernos, pues no somos sus espectadores, sino sus competidores, sus rivales en el patio de butacas, capaces de soportar sus desdichas mejor que él: tomándolas por nuestra cuenta, las exageramos más allá de sus posibilidades en escena.
Provistos de su suerte y corriendo hacia la derrota más rápidamente que él, le dedicamos todo lo más una sonrisa superior, mientras que nos reservamos para nosotros solos, los méritos de la falta o del asesinato, del remordimiento o de la expiación. ¡Qué poca cosa es a nuestro lado y cuán vulgar nos parece su agonía! ¿Acaso no estamos cargados con todos sus dolores, no representamos la víctima que él quería encarnar sin lograrlo? Pero, ¡oh, irrisión!, finalmente ¡es él quien muere!


de La tentación de existir, emile cioran

una carta

una carta ignatius escribe esta carta haciendose pasar por su jefe, el vendedor de pantalones gus levy. es entonces cuando comienzan sus problemas:

Mercancías Generales Abelman Kansas City, Missouri Estados Unidos

Señor I. Abelman, caballero mongoloide:

Hemos recibido por correo sus absurdos comentarios sobre nuestros pantalones. Comentarios que revelan claramente su total falta de contacto con la realidad. Si tuviera mayor conciencia del mundo, ya sabría o comprendería que esos problemáticos pantalones se enviaron con pleno conocimiento nuestro de que eran inadecuados en lo que al largo se refiere.

«¿Por qué? ¿Por qué?» Ustedes, con su chachara incomprensible, son incapaces de asimilar conceptos mercantiles progresistas a su visión del mundo, lamentable y trasnochada.
Los pantalones que les enviamos (1) eran un medio de comprobar su espíritu de iniciativa (una empresa mercantil más inteligente y más despierta sería capaz de conseguir que los pantalones de pernera tres cuartos se convirtieran en prototipo de la moda masculina. Es evidente que tienen ustedes unos programas de publicidad y comercialización muy deficientes) y (2) son un medio de poner a prueba su capacidad para cumplir con los requisitos básicos del distribuidor de un producto de tanta calidad como el nuestro. (Nuestros leales y diligentes distribuidores pueden vender cualquier pantalón que lleve la etiqueta Levy, por muy abominable que sea de hechura y diseño. Al parecer, ustedes son gente sin fe.)

No queremos que nos molesten en el futuro con quejas tan insulsas. Por favor, limiten ustedes su correspondencia exclusivamente a pedidos. Somos una organización activa y dinámica, sólo podrán obstaculizar nuestra misión y sus vejámenes e insolencias. Si vuelve usted a molestarnos, señor, sentirá el morder del látigo en sus hombros repugnantes.

Coléricamente suyo,
Gus Levy, Presidente


de La conjura de los necios, de john kennedy toole

japonés

El tragaluz me ha salvado, o me salvará, porque no he de morir de hambre, resignado, más allá de la desesperación, saludando a lo que dejo, como ese capitán japonés, de virtuosa y burocrática agonía en un asfixiante submarino, en el fondo del mar. En el Nuevo Diario leí la carta encontrada en el submarino. El muerto saludaba al Emperador, a los ministros y, en orden jerárquico, a todos los marinos que puede enumerar mientras aguarda la asfixia. Además, anota observaciones como éstas: "Ahora sangro por la nariz"; "me parece que los tímpanos se me han roto".

de La invención de morel, de adolfo bioy casares.

la realidad y la ficción

la realidad y la ficción esto dice la la magnífica página web El poder de la palabra a proposito de los últimos años y el fin de ryunosuke akutagawa:

En 1922 su salud y sus nervios empezarían a resquebrajarse, y con ello, el fantasma de la locura. Esta le perseguía desde que tuvo conciencia de la enfermedad de su madre, fallecida cuando él era un niño, y oscurecería la visión que tenía de sí mismo y de su futuro. Durante su último año de vida, padeció diversas alucinaciones y prácticamente no salió de su habitación, la cual permanecía siempre a oscuras, ya fuera de día o de noche. El 24 de julio de 1927 el cada vez más inestable Akutagawa, se suicidó con una sobredosis de veronal, a la edad de treinta y cinco años.

sin embargo, esto fue lo que escribió el propio akutagawa en una carta a un amigo poco antes de suicidarse:

Una vez tomada la decisión de suicidarme (...) me resolví por la forma menos dolorosa de llevarlo a cabo. Excluí, por razones prácticas y estéticas, la posibilidad de ahorcarme, dispararme un tiro, saltar al vacío u otras formas de suicidio. El uso de drogas me pareció el camino más satisfactorio. Y por el lugar, tendría que ser mi propia casa, cualquiera sean los inconvenientes para mi familia. Como una suerte de trampolín, al igual que Kleist y Racine, pensé en la compañía de una amante o un amigo, pero habiendo elevado la autoconfianza, decidí seguir adelante solo. Y la última cosa a considerar, fue asegurarme una perfecta ejecución, sin el conocimiento de mi familia. Después de unos meses de preparación me convencí de la posibilidad de realizarlo.

Instrucciones para llorar

<strong>Instrucciones para llorar</strong> Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.

Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.


de Historias de cronopios y de famas, de julio cortázar

LOS BRAHMANES Y EL LEON

LOS BRAHMANES Y EL LEON hoy es viernes y debería contestar los preguntas, pero esta semana son incomprensibles y conceptualmente pavorosas, por lo que renuncio y os cuento esto :).

llevo un par de días leyendo La invención de morel, de bioy casares. me está gustando, así que le he echado un vistazo a otros libros del autor, cuya obra desconocía por completo. entre sus libros en colaboración con borges he encontrado un volumen especialmente curioso y apropiado para mi blog. en él, bioy y georgie recopilan decenas de fragmentos de obras ajenas, donde según ellos se encuentra "lo esencial de lo narrativo" de cada obra completa. son todos muy buenos pero copio sólo uno, aquel donde se explicita la idea de "locura como fuente de sabiduria" como no lo había leído yo nunca.

LOS BRAHMANES Y EL LEON

En cierto pueblo había cuatro brahmanes que eran amigos. Tres habían alcanzado el confín de cuanto los hombres pueden saber, pero les faltaba cordura. El otro desdeñaba el saber; solo tenía cordura. Un día se reunieron. ¿De qué sirven las prendas, dijeron, si no viajamos, si no logramos el favor de los reyes, si no ganamos dinero? Ante todo, viajaremos.
Pero cuando habían recorrido un trecho, dijo el mayor:
—Uno de nosotros, el cuarto, es un simple, que no tiene más que cordura. Sin el saber, con mera cordura, nadie obtiene el favor de los reyes. Por consiguiente, no compartiremos con él nuestras ganancias. Que se vuelva a su casa.
El segundo dijo:
—Esta no es manera de proceder. Desde muchachos hemos jugado juntos. Ven, mi noble amigo, tú tendrás tu parte en nuestras ganancias.
Siguieron su camino y en un bosque hallaron los huesos de un león. Uno de ellos dijo:
—Buena ocasión para ejercitar nuestros conocimientos. Aquí hay un animal muerto; resucitémoslo.
El primero dijo:
—Sé componer el esqueleto.
El segundo dijo:
—Puedo suministrar la piel, la carne y la sangre.
El tercero dijo:
—Sé darle la vida.
El primero compuso el esqueleto, el segundo suministró la piel, la carne y la sangre. El tercero se disponía a infundir la vida, cuando el hombre cuerdo observó:
—Es un león. Si lo resucitan, nos va a matar a todos.
—Eres muy simple —dijo el otro—. No seré yo el que frustre la labor de la sabiduría.
—En tal caso —respondió el hombre cuerdo— aguarda que me suba a este árbol.
Cuando lo hubo hecho, resucitaron al león; éste se levantó y mató a los tres. El hombre cuerdo esperó que se alejara el león, para bajar del árbol y volver a su casa.


del Panchatantra, siglo II a.c., citado en Cuentos breves y extraordinarios, de j.l. borges y a. bioy casares